Canarias ya no solo promociona el turismo: busca 30.000 teletrabajadores para que se instalen en las islas

06/11/2020
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El Gobierno autonómico invierte medio millón de euros para intentar captar trabajadores remotos nacionales e internacionales a medio plazo

Liz Clitheroe va a ser una de las pocas residentes británicas que pasen lo que queda de año en Canarias. Es inglesa y aterrizó el lunes pasado en el Aeropuerto Internacional de Gran Canaria huyendo tanto del segundo confinamiento decretado por el Gobierno de Boris Johnson (ha entrado en vigor este jueves) como del desapacible invierno de su país. La diferencia principal es que ella no viene a hacer turismo, sino a teletrabajar. “Mi empresa me da la libertad para trabajar donde quiera, así que una amiga y yo nos hemos venido con nuestros portátiles en vez de quedarnos encerradas en Londres”, relata en conversación telefónica. Espera no volver hasta enero.

Liz Clitheroe, nómada digital . Foto Quique Curbelo

Clitheroe tiene 35 años, y es la responsable de marketing de Arkose Labs, una compañía radicada en San Francisco (Estados Unidos) dedicada a la prevención de fraude en Internet y la lucha contra el correo basura. El suyo es uno de los perfiles sobre los que el Gobierno de Canarias y los empresarios locales han enfocado su mira: trabajadores cualificados, relacionados con la tecnología y de alto nivel adquisitivo que pueden ayudar a alimentar los ciclos económicos locales y a formar al talento local para la llamada economía del conocimiento.

“Antes de que estallase la pandemia esto era apenas un nicho de negocio”, explica Nacho Rodríguez, empresario, propietario de varias áreas de trabajo compartido, miembro ejecutivo de la Asociación Mundial de Teletrabajo y organizador de Repeople, que asegura ser el mayor evento europeo de teletrabajo (el evento se llamaba anteriormente Nomad City) “Había mucho freelance, mucho emprendedor que se podía permitir trabajar donde quisiese, y algunos empleados de las pocas empresas pioneras que implementaron el trabajo remoto”. El coronavirus lo ha cambiado todo. “Ahora ya se ha convertido en algo mainstream, casi de la noche a la mañana”.

Mientras, los hoteles y apartamentos de Canarias languidecen como pocos sectores a causa del confinamiento británico y el repunte de casos en Alemania, que han frenado los planes de recuperación turística. Y eso, a pesar de que el archipiélago presenta los mejores datos de control de la enfermedad toda España (la incidencia acumulada en los últimos siete días está en 37 casos por 100.000 habitantes, frente al 236 nacional). BBVA Research calcula que la canaria será la segunda economía que más sufra los efectos de la pandemia, solo por detrás de Baleares. Su PIB regional presenta, según los datos de la institución, una diferencia del 21,6% con respecto a septiembre de 2019. El sector calcula que el mes pasado había alrededor de un 15% de establecimientos abiertos en las islas, y la ocupación media prevista no supera el 25%, lo que deja la ocupación total con toda probabilidad por debajo del 10%.

Esta es la gran preocupación actual de la consejera de Turismo, Industria y Comercio del Gobierno canario, Yaiza Castilla. El departamento que dirige ha lanzado una campaña internacional valorada en 500.000 euros con la que se espera captar, en un principio, a unos 30.000 trabajadores remotos que compensen algo la debacle turística. El sector, de hecho, cree que esta es una cifra conservadora y que este negocio puede ser una alternativa más que viable al monocultivo tradicional de las islas, un negocio que facturó 16.100 millones en 2019, según las cifras de la sociedad pública Promotur. “Los trabajadores a los que aspiramos tienen una capacidad adquisitiva mucho mayor que el turista medio y gastarían mucho más. Y eso, sin generar el impacto como el del turismo de masas”. Rodríguez cita ejemplos como Google, Facebook, Microsoft o Salesforce, cuatro empresas que de una manera u otra están teletrabajando y que han anunciado planes para su implantación definitiva en diferentes formatos. Según los datos de Repeople, sus 372.000 empleados tienen un sueldo medio anual de 114.000 euros y una capacidad de gasto anual de 42.408 millones, lo que supone el 90% PIB canario.

Crecimiento

El negocio de los coworking (locales para el trabajo compartido) ha crecido “exponencialmente” en las islas en los últimos años, asegura Rodríguez. “Estamos todos privados con la situación porque los espacios están llenos o se están llenando, justo al contrario de lo que sucede con el turismo profesional”. Salvando las distancias, claro; hay unos 90 en Canarias, y cada local tiene una media aproximada de 20 puestos cada uno, según cálculos de la ACEC (Asociación Canaria de Espacios Colaborativos). “Y atraer personas resulta más sencillo que atraer empresas”. Rodríguez apenas detecta un rival serio en este segmento: Lisboa.

“Antes de que estallase la pandemia ya observábamos este segmento, pero la pandemia lo ha hecho más palpable”, explica Castilla. “Y este es un segmento que no se había explorado hasta ahora en el archipiélago”. La consejera relata las bondades del destino como lugar para el teletrabajo. “En primer lugar, aparte de lo obvio del clima, están la calidad y el ritmo de vida, nuestro carácter abierto y hospitalario, las distancias son cortas, estamos relativamente cerca del continente europeo. Además, el coste de la vida es de los más bajos en la UE y contamos con instrumentos fiscales que incluso favorecen la instalación de empresas”.

Condiciones de vida

Tomas Rehor parece estar de acuerdo con la consejera en lo que respecta a las condiciones de vida, “con campo y playa a poca distancia”. Ingeniero informático checo de 40 años, trabajaba en Praga para Pipedrive, una empresa de origen estonio que fabrica programas en la nube para la gestión de clientes (los CRM). El coronavirus ha explotado en su país de origen. La República Checa se mantiene durante las últimas dos semanas como el segundo Estado de la Unión Europea más afectado por la pandemia con unos 1.586 casos de covid-19 por cada 100.000 residentes en 14 días. Solo Bélgica presenta cifras peores.

Tomas Rehor y sus hijos

Con esta situación (y el invierno) en la cabeza, Rehor se instaló hace tres semanas en Gran Canaria junto con su mujer, de baja maternal y sus dos hijos (un niño de casi dos años y otro de nueve). “Viajaba mucho por mi trabajo”, explica a través de videoconferencia. “Pero he aprovechado la situación y esta es la primera vez que me llevo a la familia”. Al llegar, su primera elección fue Agaete, un pueblo pesquero en el oeste de la isla, a 40 minutos de la capital. “Pero entre que no había turismo y la pandemia, el ambiente apocalíptico nos disuadió para irnos a Las Palmas de Gran Canaria”.

Rehor afirma haber encontrado “multiculturalidad” en la ciudad (es la novena urbe de España, con casi 380.000 habitantes). “Trabajo en un espacio remoto y ahí casi nadie es canario. He encontrado a mucha gente en mi misma situación”, asegura. Esta circunstancia es, precisamente, una de las grandes bazas de Nacho Rodríguez y Yaiza Castilla para incrementar el número de trabajadores remotos.

“Lo que realmente hace que un destino sea atractivo es que se cree una comunidad que sirva de atractivo para otros trabajadores”, explica la consejera. “No solo es la playa o el clima”, completa Nacho Rodríguez. “Madrid y Barcelona son interesantes por las actividades, pero también por la gente que encuentras. Con el trabajo remoto pasa lo mismo: si logras un destino donde haya 5.000 trabajadores probablemente vengan 5.000 más porque hay actividades, eventos, redes de contacto”. Rehor asegura que, por ahora, no tiene billete de vuelta.

Carlos Rey-Moreno

Tampoco lo tiene Carlos Rey-Moreno, de 36 años, otro de los que destacan “las conexiones que se establecen con la gente”. Rey-Montero es coordinador de Políticas y Regulación de Acceso local en la ONG Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, una organización presente en 58 países que busca llevar la conectividad a zonas del mundo donde no las hay. “Viví tres años en Sudáfrica, teletrabajando”, explica. “Pero me sentía lejos de todo”. Su solución también fue Canarias.

Nómadas y remotos

Hace algunos años, se puso de moda el concepto nómadas digitales: trabajadores sin un destino fijo, únicamente atados por la conexión a Internet (de banda ancha, claro está). El foco ha cambiado. “El nómada digital no deja de ser un turista más”, asegura Nacho González, fundador de la empresa Repeople y presidente de la Asociación Mundial de Teletrabajo. También es organizador de del evento Repeople, que hasta el año pasado era conocido, precisamente, como Nomad City. “El ‘remote worker’, en cambio, es al final un residente con mayor capacidad adquisitiva”, lo cual lo convierte en un ‘target’ más apetecible. “Los nómadas digitales, por su definición, viajan por el mundo”, explica por su parte la consejera de Turismo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias. “El teletrabajo es tendencia, y queremos aprovechar esa actividad de forma remota para que estos profesionales se instalen aquí”.

Fuente: El País (Guillermo Vega) / Imagen de cabecera de información: Nacho Rodríguez

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